martes, 31 de octubre de 2017

Quince personas fueron asesinadas en el pozo de Tenoya en la Guerra Civil

El Cabildo presenta las primeras conclusiones de la exhumación tras cerrar ayer Tibicena el yacimiento de Arucas

Armando Camino
Quince. Los quince de Tenoya. Quince personas, varones de 20 a 55 años, fueron asesinados a tiros en la boca del pozo de Tenoya y arrojados hasta 40 metros de profundidad durante la Guerra Civil Española (1936-1939), según las primeras conclusiones presentadas ayer en el Cabildo de Gran Canaria por Tibicena Arqueología y Patrimonio SL, empresa que también ayer finalizó la exhumación en el yacimiento del municipio de Arucas.
Como clausura de las jornadas Arqueología del conflicto, que se iniciaron el jueves y continuarán con actividades complementarias como la exposición fotográfica Operación Pilgrim (Patio del Cabildo, hasta el 17 de noviembre) y las visitas guiadas a las baterías de Taliarte (Telde, 28 de octubre, 2, 4 y 9 de noviembre), la presentación del trabajo encargado por el Cabildo a Tibicena confirmó, con pruebas científicas, el relato oral de la represión ejecutada por las fuerzas alzadas en golpe de estado contra las personas leales a la II República Española en Tenoya. Bajo el título general No solo memoria, las arqueólogas Verónica Alberto y Martha Alamón pronunciaron conferencias sobre las fosas comunes en Canarias y los trabajos de exhumación en el pozo de Tenoya, respectivamente.
"Está todo absolutamente excavado, por debajo del depósito de los restos óseos y los materiales asociados se bajó cuatro metros más [por debajo de 42 metros de profundidad] y no hay nada más", sentenció Martha Alamón Núñez antes de recordar que en la exhumación realizada en Llanos de las Brujas, también en Arucas, se hallaron 24 individuos en dos estratos separados por menos de 60 centímetros de tierra. Según la arqueóloga, "teníamos miedo de que pasara, pero realizar todo ese esfuerzo en Tenoya, donde fueron con camiones y salieron piedras impresionantes, para volver a tirar cuerpos hubiese sido raro".
A la espera del laboratorio
Tras los restos pertenecientes a una docena de individuos hallados hasta los 38 metros de profundidad y mediados de septiembre, en dos intervenciones iniciadas en marzo y julio, las excavaciones continuaron otro mes hasta encontrar huesos pertenecientes a otros tres individuos, diversos objetos personales y numerosas piezas de munición.
"Exactamente, entre fragmentos, balas y casquillos, 56 restos de municiones, la mayoría son de fusiles alemanes Mauser, utilizados entonces por las fuerzas de seguridad, balas de calibre 38, casquillos de escopeta del 12 o de perdigones, una gama variada de armas que indican que no solo pudo haber participado guardia civil o municipal sino también tropas irregulares, no institucionales", argumentó Alamón tras advertir que, concluido todo el trabajo de campo, aún resta la práctica totalidad del análisis en el laboratorio, solo aplicado hasta ahora a los puntuales huesos pertenecientes a ocho personas hallados en las galerías al inicio de la excavación. Cinturones, hebillas, botones, zapatos, monedas, medallas, mecheros o bolsas para el tabaco completan el rompecabezas.
En su opinión, "tenemos las evidencias concretas, datos objetivos y pruebas contundentes, de que allí fueron asesinadas quince personas, sobre todo, cuando aparecen los cráneos con traumas provocados por armas de fuego". No obstante, todos los huesos, aunque completan quince esqueletos, aparecieron dispersos, sin conexión anatómica, por lo que resultará "muy difícil" su reconstrucción e identificación "con total seguridad" mediante antropología forense al pertenecer a una población "bastante homogénea" y carecer de datos biológicos para comparar después de 80 años.
Por ello, Martha Alamón subrayó que, a partir de ahora, "se vuelve fundamental el análisis genético, se va a poder identificar a través del ADN si pueden extraerlo de los huesos y coincide con las muestras del banco de datos, por ejemplo, en Llano de las Brujas se pudo extraer ADN de las 24 personas, sin problema, pero solamente se pudo identificar a 9, porque no hay familiares vivos o interesados de los demás".
Llanos de las Brujas y pozo de Tenoya convierten al municipio de Arucas, según Verónica Alberto, en "el centro de la represión" en Gran Canaria. En todo el Archipiélago "solo se conocen con exactitud los nombres de 123 personas porque fueron fusilados y su muerte se revistió de ese halo de legalidad de los juicios sumarísimos, sin ningún tipo de garantía, pero en la categoría de desaparecidos no se sabe con seguridad cuántos son, aunque se habla de 900 a 2.200, las islas más perjudicadas fueron las mayores, porque Tenerife y Gran Canaria ya eran las más pobladas y concentraban tanto los movimientos obreros como las instituciones gubernamentales, pero la represión también fue fuerte en La Palma y en La Gomera", resumió la historiadora y arqueóloga después de atribuir al poema Otra voz canta, de la uruguaya Circe Maia, el título compartido por las dos conferencias finales de Arqueología del conflicto.
"No son sólo memoria/ son vida abierta/ continua y ancha/ son camino que empieza". Para Verónica Alberto, "memoria nunca puede ser utilizada como sinónimo de recuerdo, sino que implica toda una serie de conceptos más profundos y transcendentales como, por ejemplo, verdad, dignidad, reparación y justicia".

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