Juan Negrín había tenido una positiva formación académica, como lo demuestra las notas obtenidas, culminadas con la obtención a la temprana edad de 20 años del doctorado de fisiología, en una de las principales universidades de aquel entonces, Leipzig.
Destacó en esa faceta y sobre todo en la profesional, trascendiendo su prestigio y en consecuencia el reconocimiento a nivel internacional. El dominio de varios idiomas, le ayudó a granjearse contactos y relaciones con científicos de los más altos niveles
Fue después de afiliarse al PSOE en el año 1929 y posteriormente formando parte de los gobiernos de la II República, primero como ministro de hacienda y después como presidente del gobierno, cuando su figura empezó en gran medida e interesadamente a cuestionarse por toda clase de oponentes, la mayoría de las veces por propios dirigentes republicanos y desde dentro de determinadas opciones políticas, incluida la suya, que llegó al caso extremo de expulsarle en el año 1946 de forma arbitraria e injusta, conjuntamente con otros 35 destacados compañeros.
Esa medida se corrigió en el XXXVII Congreso Federal del PSOE, celebrado los días 4, 5 y 6 de julio de 2008, cuando de forma simbólica a todos ellos a través de sus familiares, (en el caso de Juan Negrín, por mediación de su nieta Carmen), se les devolvió el carnet del Partido, en un acto celebrado en la sede federal el 24 de octubre de 2009.
Como era de esperar, la propaganda más detractora se la ocasionó el franquismo, tanto durante la Guerra Civil (en realidad Guerra de España, pues en contra del Gobierno legalmente constituido de la II República, se enfrentaron dos poderosas naciones Italia y Alemania gobernadas por regímenes fascistas), como en la posguerra, sometiéndole a campañas infames y tendenciosas, para menoscabar su nombre y todo lo que representaba.
Aunque con ciertas reminiscencias hasta ahora de nostálgicos del franquismo, pero desde el advenimiento de la democracia, gracias a la investigación y el conocimiento que de Juan Negrín han adquirido y publicado en sendos libros, eminentes historiadores, como Gabriel Jackson, Ángel Viñas, Enrique Moradiellos, Paul Preston, Helen Graham, Sergio Miralles, etc…, se ha empezado a restablecer el buen nombre de Juan Negrín y a hacerle definitivamente justicia historica.
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Fue después de afiliarse al PSOE en el año 1929 y posteriormente formando parte de los gobiernos de la II República, primero como ministro de hacienda y después como presidente del gobierno, cuando su figura empezó en gran medida e interesadamente a cuestionarse por toda clase de oponentes, la mayoría de las veces por propios dirigentes republicanos y desde dentro de determinadas opciones políticas, incluida la suya, que llegó al caso extremo de expulsarle en el año 1946 de forma arbitraria e injusta, conjuntamente con otros 35 destacados compañeros.
Esa medida se corrigió en el XXXVII Congreso Federal del PSOE, celebrado los días 4, 5 y 6 de julio de 2008, cuando de forma simbólica a todos ellos a través de sus familiares, (en el caso de Juan Negrín, por mediación de su nieta Carmen), se les devolvió el carnet del Partido, en un acto celebrado en la sede federal el 24 de octubre de 2009.
Como era de esperar, la propaganda más detractora se la ocasionó el franquismo, tanto durante la Guerra Civil (en realidad Guerra de España, pues en contra del Gobierno legalmente constituido de la II República, se enfrentaron dos poderosas naciones Italia y Alemania gobernadas por regímenes fascistas), como en la posguerra, sometiéndole a campañas infames y tendenciosas, para menoscabar su nombre y todo lo que representaba.
Aunque con ciertas reminiscencias hasta ahora de nostálgicos del franquismo, pero desde el advenimiento de la democracia, gracias a la investigación y el conocimiento que de Juan Negrín han adquirido y publicado en sendos libros, eminentes historiadores, como Gabriel Jackson, Ángel Viñas, Enrique Moradiellos, Paul Preston, Helen Graham, Sergio Miralles, etc…, se ha empezado a restablecer el buen nombre de Juan Negrín y a hacerle definitivamente justicia historica.
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