martes, 25 de agosto de 2015

Santa Brígida también tuvo su particular 'Rusia Chica' durante la represión franquista

A pesar de que el municipio satauteño no ha tenido tradición de liderar movimientos de izquierdas, la constitución de un sindicato en el barrio de La Angostura en 1936 hizo que se le conociera con este apodo

El caso del maestro Emilio Hurtado, de ideas muy progresistas, no es el único que se dio en el municipio. El cronista Pedro Socorro habla de otra maestra perseguida y de Pedro Nolasco, que permaneció escondido en este barrio
Santa Brígida nunca ha sido un municipio con tradición de liderar movimientos de izquierdas. Sin embargo, La Angostura, un pequeño barrio situado al norte de esta comarca fue paradójicamente uno de los principales focos de represión durante la dictadura franquista y se le conoció desde entonces como la Rusia Chica.

El cronista del municipio, Pedro Socorro, cuenta que esta denominación tiene su origen en 1936, cuando, unos meses antes de que comenzara la Guerra Civil, se fundó el primer sindicato de la zona, La Sociedad de Oficios Varios, "algo muy avanzado para la época", destaca. Fue Emilio Hurtado Macías, maestro de la escuela de La Calzada, quien se encargó de organizar a los jornaleros para pedir unas mejores condiciones laborales ya que alegaba que "trabajaban como esclavos y de sol a sol". El docente se acercaba a la finca de El Tejar , que era propiedad de la familia Massieu y ahí llegó a pedir el voto para el partido comunista.
Socorro asegura que este profesor tenía unas ideas muy progresistas. Defendía la imposición de un impuesto a los propietarios de los chalets para destinar su importe al saneamiento de las viviendas de los campesinos, la implantación de la jornada de ocho horas y un jornal mínimo semanal de 30 pesetas. Según el cronista, más de 150 agricultores llegaron a hacer un escrito que posteriormente presentaron en el ayuntamiento de Santa Brígida.
Por estos motivos, tras el golpe de Estado de Franco, Hurtado fue detenido un domingo en su casa con tan sólo 36 años. Al hecho de ser maestro y sindicalista se le sumó que era masón. Este suceso produjo una enorme consternación en el pueblo y “a la gente se le metió desde ese momento el miedo en el cuerpo”, puntualiza Socorro. Emilio Hurtado fue trasladado al campo de concentración de La Isleta y más tarde a Santa Cruz de Tenerife.
El cronista cuenta que después de recopilar diversos testimonios y documentación de la época puede concluir que el propio patrón de la finca El Telar, Juan Massieu llegó a interceder por varios de sus jornaleros, que se habían sumado al sindicato, y que gracias a él se evito que muchos fueran detenidos.
Sin embargo, no todos los campesinos tenían la misma suerte y en la zona se cuenta que algunos tuvieron que esconderse en unas cuevas conocidas en aquel entonces como Los Covones.

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