Les cercenaron la vida y el derecho a una tumba digna. La vileza de los verdugos del régimen franquista fue extrema. Los restos de siete desaparecidos de la Guerra Civil recibieron ayer sepultura en el cementerio de Fuencaliente. La paz les llegó 75 años después de haber sido cruelmente asesinados por defender la libertad.
Ya hay una tumba donde depositar flores. Pero faltan muchas tumbas. Descansan juntos, como murieron. En urnas individuales, en dos nichos sellados por una lápida. Las siete víctimas de la brutal represión franquista reposan por fin en paz en el camposanto de Fuencaliente, en silencio y entre pinos. Con dignidad. Fue un sepelio de sentimientos encontrados. La satisfacción por poder dar sepultura a los cuerpos de siete jóvenes, de entre 17 y 27 años, que fueron masacrados y tirados con desprecio a una fosa hace 75 años, era inmensa; pero el recuerdo de los sangrientos hechos y la memoria del medio centenar de víctimas cuyos restos aún no han sido encontrados, estuvieron presentes en la ceremonia.
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